domingo, mayo 29, 2011

Ratos en los que apagarse suena lo más cuerdo. De pronto hay que desaparecer en vida y dejar solo el cuerpo un rato. No es un estado mental a raíz de alguna arte oriental o algo así, no... es el hecho de realmente dejar de funcionar. Me rindo ante un deseo ferviente y caigo. Caigo duramente y me repongo de forma frágil. Es un instante maravilloso que hay que saborear. Hay oportunidades en las que una canción si ayuda... y mucho. No es cuando la pena te inunda, es cuando la pena te guía hacia un renacer momentáneo. No te va pegando de a poco hasta que caes muerto. Te liquida de una y te levanta casi tan rápido como cuando caíste. Es bueno, no tiene nada de malo. Te levantas y te levantas bien. Fresco y dispuesto a conectarte de nuevo. Tanto es así, que la canción después pasa a ser un momento más en tus oídos, así como la pena misma.

viernes, enero 21, 2011

"Dulce es como juega mi lengua en el café, bañada en el fuego plateado del atardecer"