Las ratas escapan de mi pieza,
no creen en la dicha de morder mis anhelos,
pues huelen que una de ellas ha desaparecido,
afronto el silencio que emana de tus labios,
penetra la piel y eriza la sangre,
yacimiento olvidado del mas allá.

Mientras vivo un velorio eterno,
miento entre líneas y me desplazo en el tiempo
al perecer en todos los verbos,
caer en las alturas de tus lunas,
y abrazar el encierro del alma
cuando el cuerpo se cae a pedazos.

La pálida fé que desgarra los huesos,
se embriaga entre eles y disparates,
coordina los miedos y corrompe promesas,
buscando en la memoria
trozos de labios arqueados
inminente ceguedad entre risas.

Hoy es que no cierro mas los ojos
mientras el aire roza mis dientes
helado y desenfrenado,
agito la vista y rotando por la muerte
vigilo mis sentencias
abrazándome en cada alba.

No duermo, mas no paso de soñar
una vida que se inunda
en el flujo de la niebla,
de no ver, de no sentir,
y la lunática pregunta:
de quedar… cuanto queda?

"La vela"

Hoy estamos soñando
Despiertos una vida creciente
Reímos y vamos cantando
Pero, ¿para quien va el presente?

Su silueta se ha esfumado
Ante los ojos menos fuertes
Y las velas se han apagado
Entre vientos y aires inertes

La amarga selva negra
No perdona la tristeza
Ni la voz que siempre quiebra
Ni del vivir, la aspereza

Una mirada sin visión
Entre eles sin dulzura
Mientras entono la canción
Reclama siempre tu ternura

Que de nunca haber cantado
Juntos esta canción
Mi voz ya ha olvidado
Si en el dueto hubo unión

Setenta flamas hoy enciendo
A las que apagarse luego, solo pido
Tranquilo, ya lo entiendo
La que amaba ya se ha extinguido